lunes, 18 noviembre, 2024
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Equilibrios precarios

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Cara y Cruz

Dudas. Los escasos avances de la discusión en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados del pasado jueves provocan más incertidumbre.

Aunque durante algunas semanas el Ejecutivo nacional fantaseó con la posibilidad de la discrecionalidad presupuestaria para el año que viene, si es que la oposición no aprobaba la versión enviada al Congreso de la Nación, finalmente primó la idea de negociar para lograr una ley con pocos cambios pero con aval mayoritario. Gestionar un país como la Argentina sin presupuesto por segundo año consecutivo tiene como beneficio la arbitrariedad en el manejo de los fondos, con la única referencia muy lejana del presupuesto 2023, pero también un costo: el FMI presiona para que haya presupuesto, lo que dota de mayor consistencia política a cualquier programa económico.

El acuerdo que propicia Milei es con un sector de la oposición en el Congreso, pero también con gobernadores, que tienen, según se viene observando en distintas instancias legislativas, la suficiente autoridad como para direccionar los votos de legisladores nacionales de sus provincias, o para darles instrucciones de que no bajen a sesionar, según las necesidades. En ese contexto se debe entender por qué se frustró la semana pasada la sesión que promovían bloques opositores para limitar los Decretos de Necesidad y Urgencia.

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No se conoce con precisión, porque todo está sujeto a negociación hasta que se trate el proyecto en el plenario de la Cámara baja, en qué consistiría la negociación. Después de un 2024 muy malo para las provincias, los gobernadores esperan medidas concretas para que el año que viene el flujo de recursos federales –especialmente los no automáticos- mejore y pueda Nación ayudar a financiar obras públicas en las distintas jurisdicciones. Eso como negociación general, pero cada mandatario provincial tiene sus propias demandas para poner en la mesa de negociaciones.

En el presente ejercicio, por ejemplo, Nación le recortó a Catamarca el 99,9% de los envíos no automáticos respecto de lo que nuestra provincia recibió el año pasado, a lo que debe añadírsele una disminución de las transferencias automáticas (básicamente coparticipación federal) superior al 12%.

No se sabe cuánto está dispuesto a ceder Javier Milei. Fuentes libertarias sostienen que todo puede discutirse menos el déficit cero. Pero no faltan las versiones que indican que por ahora el Presidente solo ha formulado vagas promesas y nada concreto. La expresión de futuras compensaciones a favores políticos del presente es una práctica muy habitual en el Gobierno nacional, sin que luego esos resarcimientos se concreten. Por eso se explica la reticencia provincial en las negociaciones. La diferencia a promesas anteriores es que esta vez los mandatarios provinciales pueden exigir, a cambio de los votos para el proyecto de Presupuesto o para otras necesidades presidenciales, que las propuestas provinciales se vean reflejadas en la Ley de Leyes.

Los escasos avances de la discusión en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados del pasado jueves provocan más incertidumbre. Casi con la confirmación de que el proyecto no podrá tratarse en noviembre, deberá ser el Ejecutivo el que convoque a Extraordinarias para su tratamiento. Se espera que esta semana se emitan los dictámenes. El oficialismo intentará imponer uno de mayoría acordando con sus aliados del PRO, algunos legisladores de bloques dialoguistas y radicales “con peluca” y probablemente algunos peronistas también. La oposición, por su parte, intentará imponer condiciones si es que logra reunir una mayoría circunstancial para convertir su propio dictamen en el mayoritario.

En una cámara legislativa con equilibrios tan precarios, ninguna alternativa se descarta. Mucho depende de la capacidad de negociación del Ejecutivo nacional y los gobernadores.

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