miércoles, 4 diciembre, 2024
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La militancia en tiempos digitales

La militancia en tiempos digitales debe usar otras herramientas pero no quitarle el cuerpo a las convicciones, ni al compromiso

El 17 de noviembre de 1972, despus de 17 aos y 52 das de exilio, regres Pern a la Argentina y con l, la conviccin de que las ideas de Justicia Social, Soberana Poltica e Independencia Econmica no eran slo consignas retricas sino la posibilidad fctica de construir una Nacin mejor para todas y todos.

Persistencia y resistencia

El bombardeo artero y terrorista en 1955, el posterior golpe de Estado a las instituciones republicanas y democrticas; los fusilamientos a los leales en 1956; la proscripcin, prohibicin y persecucin contra todo lo que remitiese a ese Movimiento parido entre el Pueblo y su Lder, no fueron suficiente para disolver un ideario y para que ese Pueblo se resignara. La consigna «Lucha y Vuelve» tuvo su corolario aqul 17 de noviembre en 1972, cuando Pern, acompaado de una muy nutrida comitiva, volvi a pisar suelo argentino.

 Lo propio compartido

 An hoy hay quienes no pueden entender el fenmeno poltico y social que logr consolidar el peronismo. Definirlo aqu sera irrespetuoso e insuficiente. Una sntesis posible para que los jvenes de hoy tengan nocin de esos tiempos es que el Peronismo consolid un ideario. Ciment una concepcin propia y autntica de la poltica. Sin el permiso ni los dictados desde el hemisferio Norte.  Una construccin colectiva desde las bases, que involucraba a todos y todas las personas y contemplaba todos los aspectos del desarrollo humano. El territorio, el ambiente, la salud, la educacin, la seguridad, la ciencia, las artes, la produccin, la economa, la tecnologa y la congregacin de la diversidad tnica y cultural de la vasta y generosa Argentina, en un proyecto comn, sin la imposicin estatal y sin legitimar slo la libertad de unos pocos. 

Profeta, no: estadista  

Como bien dice el filsofo contemporneo Yuval Harari, la poltica -y principalmente durante el Siglo XX- compite con la religin. Pero siempre es sano no confundir liderazgos con deidades. Eso pone las cosas en su lugar. El lder tiene grandes aciertos pero no est eximido de lo que consagra al humano en su integridad: el error. Eso s, la dimensin de su buen desempeo es lo que lo distingue del prjimo y esa cualidad, en Pern, es indiscutible. El 11 de noviembre en 1953, s, 71 aos atrs, en un discurso en la Escuela de Guerra,  lanzaba aquella consigna continental: el 2000 nos encontrar unidos o dominados. Algunos se quedan solamente con el potente impacto de ese remate discursivo, sin embargo, lo interesante y profundo es el argumento de aquella advertencia. Deca Pern que Amrica del Sur, era el reservorio del Planeta, defina que de no consolidar la unin de los pases que conforman esta parte del Globo, vendran desde el Norte con sus apetencias extractivistas y haran lo indecible para impedir el desarrollo industrial, tecnolgico y cientfico. Un Estadista con una comprensin geopoltica necesaria, no un predictor de futuros apocalpticos, porque justamente l deca que era la poltica y la confluencia de los pueblos lo que haca prspero y libres a los pases y a su gente le suena?.

La Historia, esa materia indispensable pero insuficiente

Que a 52 aos del regreso de Pern se mantenga viva la expectativa de alcanzar los propsitos descritos en La Comunidad Organizada; que habiendo atravesado (y de la peor manera) la frontera entre el siglo XX y el tercer milenio, todava prevalezca la conviccin de que una Argentina justa, libre y soberana es posible, revitaliza y alienta, no lo suficiente. Porque no se trata de una devocin idlica, ni de un orgullo por lo primigenio del Proyecto Nacional. Tampoco sirve vivir enamorado de un modelo de desarrollo social, individual y nacional, que pudo ser y no fue.

La lealtad de los espejos fieles 

El desafo que impone la Historia es avanzar por el camino ms propicio para llegar a esa meta concebida desde el mtico 17 de octubre de 1945.  Evaluando la actualidad, no desempaa en absoluto la turbiedad de la mirada hacia el futuro. La dispersin que exhibe hoy el Peronismo, sea autntico o acaso un sello que usurpa la memoria, es desalentadora. La hiper burocratizacin de la poltica. La mezquindad de actitudes y expresiones. Las delaciones constantes. El abandono de valores sin presentar batalla. La declinacin de principios substanciales so pretexto de estratagemas electorales y -fundamentalmente- el desprecio por el otro (por la otredad de los propios) slo contribuye a una atomizacin. Disolucin de acuerdos que extingue la esencia de un movimiento que abomin del existencialismo onanista.

Binario, punto de partida del mundo digital 

Hoy el universo digital propone, al menos, dos experiencias humanas simultneas, cotidianas y constantes : una con la pantalla y la otra, con el cuerpo. Sin que ninguna excluya a la otra, una ser la preeminente y la otra quedar supeditada a quien lidere la accin. De ninguna manera esta distincin escapa a las definiciones polticas, pues la poltica no es que est atravesada por la dimensin digital, la actualidad virtual es parte inescindible de la poltica, miren sino los resultados que ayuda a provocar la sper estructura informtica en los escenarios de la dirigencia estatal de los principales pases, y tambin del nuestro. Y no desde ahora. Una de las dificultades es aprender a discernir que no se trata ni se agota en una confrontacin: cuerpo versus pantalla, tampoco viceversa. Es la interaccin y los resultados de esa interaccin, tanto en el campo fsico como en el simblico.

El Imperio que comenz por el celuloide, an no lleg al fin

Las recetas de laboratorio son infalibles, pero nicamente: en el laboratorio. Repetir las experiencias no arroja resultados repetidos. Pero aprender a interpretar el Mundo puede ser de gran ayuda. As como el enorme podero y concentracin que logr Estados Unidos durante la segunda mitad del Siglo XX y lo que va del XXI se lo debe, junto a la promocin, produccin e inversin armamentstica, a Hollywood y su formidable modelo de exportacin e invasin cultural a travs del Cine, hay que encontrar mecanismos para promover la soberana, pero la propia, no esa importada y mucho menos la impuesta. 

La competencia es desigual pero obligatoria

La situacin de la poltica nacional, a gran parte de la dirigencia rentada, puede serles contraria a sus propsitos, incmoda, inconveniente, pero la demolicin que se est perpetrando contra el Estado, contra las Instituciones y contra los Derechos de la sociedad no tiene parangn. Por mucho menos ardi la Casa Rosada en 2001 y De La Ra sali eyectado en aqul inolvidable helicptero. La persistencia de discutir que en las «encuestas» la imagen positiva y la aprobacin es mayora, esconde, oculta, dibuja, trastoca la verdad: los desempleados, los hambrientos, los olvidados suelen no dar respuesta, tampoco en los sondeos de opinin.

No es para tanto?

 no es para tanto? Un ejemplo: comparar la «Flexibilizacin laboral», ley que encendi el escndalo de la tarjeta Banelco y de ah la debacle, es benvola y progresista frente a la Ley de Trabajo sancionada por iniciativa de la Libertad Avanza, y junto a  la accin y omisin del resto de las fuerzas, que no son precisamente del cielo. El blanqueo de activos y la intencin de borrar los antecedentes de evasores, pasible de crcel en tiempos de decencia poltica. La destruccin de la Ley de Correos, un atentado directo a la Seguridad Nacional y una invitacin al descalabro -no slo por misivas y documentos postales-. Los insultos proferidos por el mismsimo presidente a quienes terminaron aprobando esos proyectos obligaran a eliminar el trmino «dignidad» en los diccionarios legislativos. Sin embargo, las consecuencias de esto son dos bien distintas: por un lado, se inundan las redes sociales con debates, datos, argumentaciones, memes, puteadas, provocaciones; por el otro: miseria social. Pobreza irreductible, cientficos cesanteados, miles de personas revolviendo la basura para comer los desechos, angustia, muertes apresuradas y dolorosas, umbrales ocupados por gente sin techo. No son metforas, no son posteos, no son reels, son cuerpos.

Desestabilizar

El Peronismo arrastra con culpas que no le caben. Los militantes quiz son quienes ms lo padecen. Desde el germen, el Peronismo es democrtico, no en el sentido que ahora ha adquirido la democracia postural. Es democrtico por el tejido intersectorial que lo conforma y porque responde a las decisiones de los cuerpos que lo componen. Probablemente necesite quitarse ese pudor, por ajeno y porque es requisito, hoy, defender sus valores constitutivos. Admitir la destruccin del edificio comn no es ser permisivo, es ser criminal. El edificio no le pertenece al ocasional inquilino y permitirle que siga demoliendo mampostera y cimientos, no es tolerancia, es complicidad e indolencia. Prohibir danzar en medio de un terremoto es no comprender el significado de movimiento.

Pacficos. Ni pasivos ni pacientes

Ocupantes de bancas suelen decir que son diferencias semnticas, como si eso no implicara que la palabra es el gatillo de la accin. El da de la Militancia  Peronista es un momento oportuno para que se afirmen convicciones y de ah, surjan las acciones. La pasividad implica la inaccin y la tolerancia al sufrimiento.  Es recomendable que se atiendan estas diferencias. Ser pacfico es un deber ser (categrico imperativo) para evitar guerras y enfrentamientos innecesarios, ser pasivo y paciente es admitir el dolor que inflige otro. 

Pantallas controlando cuerpos o cuerpos dominando pantallas

Lo que consigui y sigue consiguiendo un personaje como Milei no hay que imitarlo y es tarde para -solamente- repudiarlo. El uso cotidiano, frecuente, incisivo de las tecnologas actuales es inevitable y necesario. Pero no es lo nico y tambin, como se propone en La Comunidad Organizada, hay que ordenar, priorizar, consensuar y darle sentido a esa herramienta. Contrariamente a la fragmentacin que acentan los algoritmos, tambin en el campo digital, hay que seguir un comportamiento estratgico y fundamentalmente, evitar seguir engordando a los adversarios. 

La militancia en tiempos digitales

Para que haya una estrategia en el campo digital, para que se puedan aprovechar las extraordinarias prestaciones que otorga la Inteligencia Artificial, antes, hay que activar la otra, la que provee la naturaleza, esa que surge de la inevitable fusin de pensamiento abstracto y sentimiento integral. Esa que est gobernada desde la emocin, con las huellas de la historia y la memoria sensorial.  Esa que hasta perfume tiene y que si vibra no se la puede apagar con una tecla y que, aunque su batera no es recargable, lo que logra es inigualable.

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