Por Carlos Bulacio
Cuatro meses después del femicidio de Milagros Vázquez en el departamento La Paz, la fiscal de Instrucción de la Sexta Circunscripción Judicial, Jorgelina Sobh, elevó a juicio la causa contra el único sospechoso del crimen, su ex pareja Juan Carlos Aguilar (53), quien se encuentra alojado en el penal de Miraflores con prisión preventiva imputado por “homicidio doblemente calificado por haberse cometido contra una persona con la cual mantiene una relación de pareja y por femicidio, en concurso ideal y en calidad de autor”.
Para los investigadores, Milagros fue asesinada el 13 de julio en el paraje La Suerte, departamento La Paz, entre las 16 y las 18.
Horas antes, cerca del mediodía, la joven junto a su madre estuvo vendiendo comida para ayudar a la economía de su hogar, que compartía con el acusado y las tres hijas menores de edad que tuvieron en común.
Presuntamente, Milagros le había dicho varias veces a Aguilar que quería terminar con el vínculo por su constante hostigamiento, sus celos y el control total de las actividades que desarrollaba e intentaba llevar a cabo.
Ese día y como si lo hubiera planificado, antes de las 16 Aguilar le pidió a Milagros que lo acompañase en su moto Mondial Max 110 cc hasta el paraje ubicado en la ruta provincial N°116, asegurándole que iban a cortar pasturas para su caballo peruano.
El sujeto detuvo la moto al costado del camino de tierra reseca y los dos se internaron aproximadamente 80 metros monte adentro, por una senda.
Los dos discutieron y la respuesta final del hombre fue brutal: le dio golpes de puño y machetazos hasta que logró reducirla hasta dejarla en total estado de indefensión. Una vez que la chica estuvo en el suelo, agotada y malherida por los golpes y los cortes producidos por los machetazos, aprovechando su superioridad física le obstruyó con sus manos la nariz y la boca hasta provocarle la muerte.
El informe de autopsia fue contundente al indicar que la causa de muerte fue por asfixia mecánica por sofocamiento por obstrucción de las vías aéreas.
Para evitar ser descubierto, Aguilar arrastró el cuerpo cerca de 12 metros y lo tiró dentro de una zanja o acequia fuera de uso. Aproximadamente a las 21 se dirigió hasta un poblado cercano donde compró vino y regresó al domicilio.
Mientras tanto, comentó a varias personas que había asesinado a Milagros, alertando a la familia de la joven que rápidamente dio aviso a la comisaría de Recreo y de inmediato se inició la búsqueda de ambos.
Poco después, efectivos policiales lo encontraron trepado y aferrado a las ramas de un mistol. Al momento del arresto repetía una y otra vez: “Me mandé una cagada, la maté a la María, la maté”.
Más tarde y bajo las directivas de la fiscalía, los agentes hallaron el cuerpo sin vida dentro del zanjón.
La querella
«Estamos satisfechos con la investigación penal preparatoria (IPP) realizada por la fiscal Sobh», informó la abogada querellante Marcela González.
«Disentimos sobre la carátula, ya que ella califica el hecho como homicidio doblemente agravado por mediar una relación de pareja y femicidio, mientras que nosotros consideramos que Aguilar le produjo dolor innecesario en un lapso de tiempo que se asemeja a la tortura, que nos impulsa a pedir el cambio de calificación por ‘triplemente agravado por el vínculo, por ensañamiento y femicidio en concurso real, todo en calidad de autor'», explicó.
Consideró que «Aguilar sabía que la llevaba a matar ya que nunca cortaron pasto. Él la sacó de la casa con esa excusa». Indicó que Milagros se defendió como pudo -lo que quedó acreditado en las pruebas-, que debajo de sus uñas se halló ADN de Aguilar, que recibió golpes en la cabeza y puntazos y un gran corte con un machete en el pómulo y en un muslo.
Destacó además que la autopsia determinó que tenía lesiones intracraneales de vieja data y que la cantidad de golpes de puño que recibió en el rostro le aflojaron varias piezas dentarias.
«Tanto sufrimiento innecesario nos lleva a la certeza y a crear una plataforma fáctica donde existió ensañamiento. Él la quería ver sufrir a tal punto que luego de matarla se fue a comprar vino para emborracharse y envió mensajes a una persona encargándole el cuidado de su caballo y otras cosas», agregó.
Por otra parte, dijo que el femicidio «se podría haber evitado en 2018, cuando Aguilar fue a juicio por abuso de Milagros y violencia, pero no le creyeron a su madre. Por eso solicitamos jury de enjuiciamiento contra el juez Fernando Esteban, por no haber regresado el expediente de aquel caso a la Fiscalía de Recreo antes de declarar una nulidad».
Para finalizar remarcó: «No podemos desconocer el trabajo impecable de la fiscal, en tiempo y en forma. La familia de Milagros pide prisión perpetua sin beneficios. Ahora vamos a aguardar la respuesta de la jueza de Control de Garantías Corina Pérez sobre el cambio de carátula», finalizó.