sábado, 23 noviembre, 2024
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El efecto Trump jugará a favor o en contra del esquema de dólar barato de Milei?

Los mercados ya no dudan de que el resultado del blanqueo le cambió la cara a la marcha de la economía en el corto plazo.

Los depósitos en los bancos crecieron US$ 16.000 millones y hoy quedan US$ 11.000 millones en efectivo en el sistema financiero.

Ese nivel de liquidez, impensado tan solo 60 días atrás, cuando se estimaba que se iban a blanquear apenas unos US$ 4.000 millones, consolidó un resultado de la cuenta capital que le abrió la puerta a otra convicción que demuestran tener los operadores financieros en estos días.

La expectativa de que el Gobierno podría aplicar un salto cambiario desapareció del escenario y los agentes económicos se apuraron a cambiar el rumbo de sus decisiones y pasar a vender dólares en vez de comprarlos.

Tal vez el dato más relevante es que el mes pasado el sector agropecuario liquidó exportaciones por US$ 2.553 millones, generando un octubre inédito y dejando en claro su preferencia por los pesos ante la apuesta a que no habrá otra devaluación en el corto plazo.

Otra señal potente, sin duda, fue la baja de la tasa de referencia de la política económica por parte del Banco Central.

La llevó de 40% anual a 35%, es decir 2,9% mensual (quizás en línea con la inflación de octubre, y por arriba del 2% de aumento del dólar oficial), en lo que se supone es una apuesta fuerte a reducir el «carry trade».

Esa operación (colocar pesos a tasa fija en el intento de ganar a un dólar anclado) fue también desestimulada por el Gobierno cuando en la última licitación de bonos públicos no ofreció letras Lecap (le ganan al plazo fijo) si no títulos ajustables por el costo de vida (CER) que resultan menos atractivos por la baja de la inflación.

En la lectura de los operadores del mercado, tanto la reducción de la tasa de referencia como la ausencia de oferta de Lecap forman parte de la preparación del terreno para bajar de 2 a 1% la tasa de devaluación y presionar a seguir bajando la inflación.

La paz financiera asfaltó el camino: dólares del «colchón» que pasaron a ser depósitos en el sistema financiero formal, el sector exportador adelantando la venta de divisas ante la creencia de que el Gobierno consolidará el camino hacia el atraso cambiario y la brecha cambiaria bajando al 15% mientras la tasa de riesgo país se ubicó por debajo de los 856 puntos.

En los últimos dos días los bonos volvieron a subir y en el Gobierno insisten en que estarán en condiciones de comprar y transferir al exterior los US$ 2.700 millones necesarios para cumplir con el vencimiento de bonos de enero de 2025.

Con el cortísimo plazo financiero despejado, llegó el resultado político más esperado por el presidente Javier Milei: el triunfo de Donald Trump para la presidencia de los Estados Unidos.

En el imaginario de una parte de operadores financieros, Trump genera la fantasía de que pronto un helicóptero sobrevolará la Argentina tirando dólares, pero en el mundo real, las dudas surgieron con nitidez.

La perspectiva de un dólar fuerte a nivel global derrama un manto de preocupación sobre el futuro de los precios de las materias primas y, en especial, sobre los granos.

Un resultado tradicional de los tiempos de dólar caro es el de precios de los granos más bajos y con las monedas de los países emergentes depreciándose.

Para la Argentina, un dato clave es la devaluación del real brasileño que ya se venía produciendo y que en las últimas horas volvió a estar bajo observación.

La respuesta del gobierno de Brasil fue rápida: subió otro medio punto la tasa Selic a 11,25% anual frente a una inflación que ronda el 4,25%.

La Argentina se queda al margen del resto de los emergentes que devalúan para adecuarse a un nuevo contexto internacional y empiezan a evidenciarse resultados del dólar barato.

El aumento de las importaciones es fuerte y la demanda de dólares para hacer turismo en el exterior está creciendo a pasos acelerados.

Probablemente, el gobierno considere que entre los US$ 7.000 millones que está aportando el sector energético este año y la ventana financiera que puede abrir la administración Trump compensarán con creces la posibilidad de un dólar más fuerte que se vislumbra a nivel global.

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