Es muy habitual en la gestión de Javier Milei. Primero se toma una decisión política, de corte ideológico, y luego se busca la forma de instrumentarla. En la Casa Rosada están decididos a hacer una auditoría sobre el cuerpo diplomático para determinar qué funcionarios de carrera tomaron decisiones autónomas, contrarias a los posicionamientos internacionales que definió Javier Milei. Pero aún no tienen en claro cómo llevarla a cabo.
“Se va a hacer, el cómo no se definió todavía”, dijo a LA NACION un funcionario de llegada directa a Karina Milei, la integrante de la cúpula del Gobierno con más influencia en la política exterior. Lo que sí definieron en Balcarce 50 es que, como primera medida, se buscará reconstruir, a través de los expedientes internos de la Cancillería, cómo se llegó al voto en Naciones Unidas a favor de Cuba y en contra del bloqueo comercial de los Estados Unidos a la isla.
“Lo que primero queremos saber es cómo se dio esta votación que fue contraria a las indicaciones del Presidente”, dijeron a este medio muy cerca del jefe de Estado.
Respecto al posicionamiento de la Argentina en la ONU con la cuestión Cuba, que le valió el cargo a la excanciller Diana Mondino, las versiones difieren. En Cancillería hay quienes aseguran que el voto en Naciones Unidas “estaba hablado” con la Casa Rosada. Y que por eso el despido de la funcionaria fue injusto. “Ella fue totalmente leal a Milei desde el día uno”, señaló un colaborador del Palacio San Martín. La excanciller le quiso dar explicaciones a Milei ayer por la tarde cuando él la llamó desde Olivos. Pero no logró persuadir al Presidente.
En Balcarce 50, en cambio, aseguran que Mondino no consultó el voto en la ONU “ni con Javier, ni con Karina, ni con Santiago (Caputo) ni con (Guillermo) Francos”. Y ratificaron que la decisión de echarla corrió por cuenta del Presidente, que no se anduvo con rodeos a la hora de tomar la decisión. A muchos colaboradores importantes de la Casa Rosada, de hecho, el cambio en el gabinete los tomó por sorpresa.
A partir del desplazamiento de Mondino, la Casa Rosada resolvió redoblar la presión sobre el cuerpo diplomático. El anuncio de una “auditoría del personal de carrera de la Cancillería con el objetivo de identificar a impulsores de agendas enemigas de la libertad” -como se plasmó en el comunicado oficial- se definió en el fragor del cambio de gabinete con la intención de enviar un mensaje de firmeza al Palacio San Martín.
Fue una forma de redoblar la presión: ya la semana pasada Milei había enviado una comunicación oficial a todos los embajadores y altos funcionarios del Servicio Exterior en la que había subrayado su posición contra la Agenda 2030. Allí ordenó que ningún diplomático acompañe proyectos o declaraciones que se muevan de la línea que él había marcado en la ONU. Quienes se opongan, dijo, deberían renunciar a sus puestos.
Aunque cerca de Milei aseguran que la auditoría “se va a hacer” los detalles operativos no están. Máxime teniendo en cuenta que los funcionarios de carrera de la Cancillería tienen la estabilidad que les da el hecho de haber concursado sus cargos tras un conjunto de exámenes complejos y un coloquio de aptitud diplomática.
Según pudo reconstruir LA NACION, entre las ideas que circulan entre los funcionarios políticos de la Cancillería -los que llegan y se van con el gobierno de turno- figura la posibilidad de rastrear cables reservados y comunicaciones internas que den cuenta de qué áreas intervinieron en decisiones que en los últimos diez meses hayan entrado en cortocircuito con la línea ideológica del Presidente y su posicionamiento geopolítico.
“El castigo puede ser mandarlos a destinos muy malos o quitarles funciones pese a que siguen cobrando un sueldo. Para ellos es complicado no hacer nada”, advirtió un importante funcionario esta mañana. Lo que queda en claro es que la salida de Mondino exacerbó la tensión entre los diplomáticos de carrera y los funcionarios políticos.
Un colaborador de la Casa Rosada señaló hoy que el nombramiento de Gerardo Werthein obedeció a la necesidad de “ordenar al cuerpo diplomático con poder real”. Y agregó: “Él llega con muy buen vínculo con Javier y Karina. En la Cancillería, la línea se viene moviendo con demasiada autonomía de los posicionamientos que define el Gobierno. Ese fue el problema de Diana. Ella se mimetizó con los funcionarios de carrera y perdio su llegada a Milei. Tienen que entender que hay votos en los organismos que pueden ser distintos a los que emitió la Argentina en los últimos 25 años”.
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