viernes, 8 noviembre, 2024
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Un estudio indica que los beneficios del ejercicio físico se pueden extender hasta los nietos

Los efectos positivos del ejercicio físico moderado no solo se limitan a quienes lo practican directamente, estudios recientes revelaron que estos beneficios pueden transmitirse a través de generaciones. Investigaciones demostraron que los hijos e incluso los nietos de personas que mantienen una rutina de ejercicio moderado pueden heredar estos beneficios.

Esto surge por un estudio del Instituto Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español, liderado por el investigador José Luis Trejo. Los resultados del trabajo se dieron a conocer en la Journal of Neuroscience de la Sociedad Americana de Neurociencia. Allí demostraron que, de manera similar a los beneficios observados, los efectos negativos de un estilo de vida sedentario pueden afectar a la descendencia a través de los mismos mecanismos. Esto deja en evidencia la importancia de las elecciones de estilo de vida no solo para la salud individual, sino también para las generaciones futuras.

En ese mismo sentido, aseguraron que los efectos negativos de un estilo de vida sedentario pueden afectar a la descendenciaEduardo Scheffler

Además, los investigadores descubrieron a través de pruebas con ratones que el entrenamiento con ejercicio moderado tiene efectos que perduran más de lo estimado, lo que beneficia incluso hasta la segunda generación. Este fenómeno posiblemente esté mediado por un conjunto específico de “micro RNAs” que se transmiten de padres a hijos a lo largo de las generaciones. Por lo que dieron a conocer desde el instituto, son ARN (ácido ribonucleico) de pequeño tamaño que están involucrados en procesos fisiológicos que gobiernan la función cerebral normal y que son capaces de controlar la expresión génica.

Los “micro RNAs”, descubiertos en 1993, juegan un papel crucial en procesos fisiológicos que regulan la función cerebral normal, y los perfiles alterados de ellos están vinculados al desarrollo y progresión de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. Aunque aún no se estudió este mecanismo en ratones debido a las dificultades para distinguir los efectos epigenéticos del ejercicio, los investigadores sugieren que un mecanismo similar podría operar en las madres que realizan ejercicio, donde los “micro RNAs” serían transferidos a través de sus óvulos.

El descubrimiento es relevante debido a la actual carencia de evidencia que respalde la transmisión transgeneracional de los efectos positivos derivados de intervenciones en el estilo de vida dirigidas al cerebro y la cognición, según subrayó el Instituto Cajal. “Abordar esta cuestión es crucial, ya que podría proporcionar información valiosa para diseñar políticas de salud pública más efectivas frente al preocupante aumento del sedentarismo”, expresó Trejo.

La importancia de ejercitarse por el bienestar de uno mismo y de las próximas generaciones

Los investigadores también observaron que no todos los efectos beneficiosos heredados por los hijos de los ratones físicamente activos se mantenían en los nietos si sus padres llevaban un estilo de vida sedentario. Esto propone un parcial desvanecimiento de la influencia positiva del ejercicio transmitido por los abuelos cuando las siguientes generaciones abandonan la actividad física.

Los resultados de esta investigación, liderada por Elisa Cintado y Patricia Tezanos, también pueden interpretarse como evidencia de que los efectos adversos del estilo de vida sedentario sobre la salud corporal y cerebral pueden transmitirse a las generaciones siguientes. Los investigadores consideran que estos hallazgos podrían ser fundamentales para respaldar políticas de salud pública basadas en evidencia, especialmente en contextos relacionados con el desarrollo, las enfermedades y el envejecimiento.

LA NACION

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