Los precios de los combustibles (nafta y gasoil) tendrán un aumento cercano al 10% la semana que viene. Es porque vuelven a subir los impuestos a los combustibles y las petroleras trasladarán al menos la devaluación acumulada del último mes, el 2% mensual que sube el dólar.
Mientras tanto, según aseguran los principales ejecutivos de las refinadoras, el atraso de los precios en los surtidores contra la paridad de importación (import parity) es de 10% en el gasoil -21% en canales mayoristas, donde compra por ejemplo el agro para la cosecha gruesa- y de 29% en la nafta.
«Estamos comprando el petróleo crudo Medanito -de Vaca Muerta- a 66 dólares por barril, y la paridad estaría en torno a US$ 81», dijo una fuente de la industria. Esa brecha también quieren cerrar las petroleras para recuperar márgenes, que volvieron a caer a partir de febrero mientras se desploman las ventas de combustibles.
Según la consultora Politikón Chaco, la demanda de nafta y gasoil retrocedió un 12,1% interanual en marzo a nivel nacional.
Aumento de impuestos
A partir del 1 de mayo, el Gobierno incrementará el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y el Impuesto al Dióxido de Carbono -CO2- (IDC) por un total de $ 61,82 por litro de nafta y $ 42,07 en el gasoil, según consta en la web de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y relevan los dueños de estaciones de servicio nucleados en la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA).
Sobre los valores base de YPF en la Ciudad de Buenos Aires, la nafta súper ($ 837) tendrá un salto de 7,4% solo por el aumento de impuestos; la premium ($ 1033), 6%; el gasoil ($ 883), 5%; y la Infinia diesel ($ 1.123), 3,7%.
En Córdoba, pasará de $ 966 a $ 1.027, sumó Nadín Argañaraz, presidente del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
«Con la actualización de mayo, se terminaría incorporando la inflación de 2023. Luego, a principios de junio, debería actualizarse de acuerdo a la inflación del primer trimestre de 2024, para de ahí en más seguir con ese esquema de actualización trimestral. En efecto, el 1 de junio el impuesto debería subir un 51,6%, elevándose hasta los $ 306 por litro -antes del descuento por el uso de biocombustibles-«, analizó el economista.
Para evitar grandes impactos en la inflación, el Gobierno podría nuevamente partir la actualización en dos o tres meses, como ya lo hizo entre febrero, marzo y abril con los ajustes pendientes de parte de 2022 y 2023.
«Otro hecho a destacar, es el de la evolución real del tributo de monto fijo a los combustibles entre 2018 y la actualidad. Se aprecia que el tributo mantuvo su valor real entre abril de 2018 y marzo de 2021 en alrededor de los $ 250 y $ 300 en pesos constantes de abril de 2024. Luego comienza un proceso de descenso de su valor debido a la falta de actualización nominal del impuesto y a la inflación del periodo. El valor real mínimo del tributo se dio en el mes de enero de corriente año ($ 38). Posteriormente, se dio inicio a un sinceramiento y recomposición del valor real del tributo, que en mayo de este año terminaría en $ 191, mismo valor real que tuvo en abril de 2022», evaluó Argañaraz.
Según la Confederación Argentina de Trabajadores y Empleados de los Hidrocarburos, Energía, Combustibles, Derivados y Afines (CATHEDA), el Gobierno podría obtener recaudación tributaria por $ 3 billones en concepto de impuestos a los combustibles, equivalentes a 0,5% del Producto Interno Bruto (PIB) o el 10% del ajuste fiscal que llevan en marcha Javier Milei y Luis Caputo.
Antes de la suba de impuestos a los combustibles, en enero 2024 la recaudación tributaria por esos conceptos fue de $ 46.121 millones, con un incremento de 93,8% nominal o una caída del 45,3% descontado el efecto de la inflación.
Ya en febrero, cuando se empezaron a descongelar esos tributos, la recaudación trepó a $ 50.503 millones, con una variación nominal positiva de 15,3% o una real negativa de 69,4%. Y en marzo, la AFIP juntó $ 82.482 millones por los combustibles, con un salto nominal de 215% y una baja real del 18,8%.
El IARAF también estudió el impacto en la recaudación tributaria de la quita de subsidios a las tarifas de la energía. «En el gas, por cada $ 1.000 de reducción de subsidios, la Nación reduce su gasto en $ 1.000 y obtiene ingresos extras por $ 146, las provincias obtienen ingresos extras por $ 183 y los municipios por $ 21. Es decir, por cada $ 1.000 de reducción de subsidios, el consumidor final ve reflejado un incremento de $ 1.350 en su factura. En la Ciudad de Buenos Aires, Nación obtiene ingresos extras por $ 146 y la Ciudad por $ 157», señala el informe.