16 de enero de 2024 – 00:30
El presidente Javier Milei celebró ayer que su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, encontrara y encarcelara al conductor de un colectivo escolar que había atropellado y matado un perro en Lanús, crimen que le había provocado una gran conmoción.
“Muchas gracias @PatoBullrich por su ENORME trabajo. Y que quede claro: EL QUE LAS HACE LAS PAGA”, posteó el Jefe de Estado en su cuenta de X así, con las enfáticas mayúsculas, al replicar el que había hecho la propia funcionaria: “El presidente @JMilei me encomendó judicializar y buscar a este conductor y al ómnibus que sin importarle nada aplastó y mató adrede a un perro, violando las leyes de defensa animal. Lo buscamos y lo encontramos. En esta Argentina el que las hace, las paga”.
La secuencia no permite inferir que, en realidad, el caso había sido judicializado el mismo día que ocurrió el hecho, jueves 11 de enero, sin necesidad de que interviniera Bullrich. Ese día, el propietario del perro presentó una denuncia penal contra el autor del crimen en la Unidad Penal 7 de Lanús, a cargo de Silvia Bussano.
La investigación se inició de inmediato y a las pocas horas ya estaba identificado el vehículo, un colectivo escolar de una empresa privada cuyos dueños facilitaron a la Fiscalía todos los datos del chofer.
El fin de semana, imágenes del atropello con comentarios indignados porque el responsable aún no había sido detenido se viralizaron por las redes.
El incidente evolucionó a cuestión de Estado cuando Milei replicó el posteo de un usuario llamado Escuela Austríaca de Economía: “Se busca al HDP que mató a un perrito viejito con un colectivo de patente GLT 106. Cualquier información que sepan, comenten, que este miserable pagará con lágrimas lo que hizo”.
Solidaria con la angustia de su Presidente, Bullrich movilizó a la Policía Federal. La Unidad de Búsqueda de Accidentología Vial Forense de la Dirección Científica de esa fuerza tuvo rol protagónico en los peritajes.
El Ministerio de Seguridad informó oficialmente sobre la evolución del caso.
El Presidente considera “hijitos” a sus mastines ingleses Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas, denominados así en honor al Conan original, que fue clonado tras su muerte, y a los economistas libertarios Milton Friedman, Murray Rothbard y Robert Lucas. Macri tenía a Balcarce, Alberto Fernández a Dylan y Milei a este quinteto, que recién se mudará a la Quinta de Olivos cuando estén listos los caniles adecuados su confort.
El amor por las mascotas es un rasgo noble e irreprochable, pero de ahí a convertirlo en elemento medular de la gestión de Estado media un paso que bien podría evaluarse como síntoma de trastornos emocionales o, por lo menos, alteración en el sentido de las proporciones.
Los dislates, sin embargo, se han naturalizado de tal forma que se asume como simpática anécdota un episodio con inquietantes proyecciones.
El Ministerio de Seguridad a cargo de Patricia Bullrich se movilizó por la muerte de un perro recién cuando el Presidente expresó, antes que su aflicción, su indignación. La causa ya estaba abierta y el responsable identificado, pero la ministra consideró necesario intervenir para garantizar que los deseos de su jefe fueran satisfechos. Milei le marcó un blanco y ahí fue ella, más rápido que un bombero.
El problema evidentemente no era el perro, sino el estado anímico de Milei. Lo más estrafalario es la difusión y el vuelo que la ministra y el Presidente dieron al caso a través de sus cuentas oficiales.
Contrástese esta premura y el entusiasmo publicitario con la velocidad que se imprime a otros casos.
Son tiempos extraños. El Presidente y la responsable de la cartera de Seguridad se involucran en la muerte de un perro, que ya estaba resuelta.
La Casa Rosada promueve el linchamiento del conductor acusado. ¿Será ecuánime el juicio?