A un año del incendio forestal que consumió 8200 hectáreas de bosque nativo y afectó un total de 10 mil hectáreas en el centro geográfico de Tierra del Fuego, la Justicia provincial procesó a dos personas como responsables del inicio del fuego, aunque los abogados de los acusados apelarán el fallo porque consideran que no se basa en pruebas concretas sino en especulaciones sin fundamento.
El que fue definido como uno de los mayores desastres ambientales de la isla fueguina, con un costo económico valuado en más de 500 millones de pesos, comenzó el 30 de noviembre de 2022 en la reserva natural Corazón de la Isla, a unos 40 kilómetros al oeste del municipio de Tolhuin.
Las llamas se esparcieron con gran facilidad por la zona boscosa debido a las condiciones climáticas, lo que derivó en un inédito operativo para combatir el incendio con cientos de brigadistas y recursos provinciales y nacionales, extendido durante meses y que concluyó al iniciar la temporada de invierno.
Los investigadores policiales determinaron como lugar de inicio del fuego a un fogón con parrillas ubicado en proximidades del Río Claro, cerca de la ex Estancia Carmen, hoy reconvertida en un refugio con fines turísticos.
Si bien el juez de Competencia Integral de Tolhuin, José Pellegrino, no halló pruebas directas, en una resolución dictada en los últimos días decidió procesar por el presunto delito de «incendio culposo» al administrador y al encargado del parador turístico.
Se trata de José Armando Ruiz, 72 años, y de Duvalier Anrronico Concha García, de 53, quienes además fueron embargados por 2.052.5000 de pesos cada uno.
Ruiz es el titular de la concesión del predio otorgada mediante decreto provincial en 2013, mientras que Concha García es un empleado suyo que cumple la función de encargado o supervisor de las tareas generales del establecimiento.
Los integrantes de la familia Ruiz fueron de los que más trabajaron para sofocar el fuego, e incluso formaron grupos de brigadistas voluntarios que se sumaron a las tareas con equipamiento y cuatriciclos de la propia estancia.
Sin embargo, al resolver el auto de procesamiento, el juez Pellegrino entendió que desde el parador turístico sale el único camino que comunica con el sitio donde empezó el fuego, y que para acceder a él se atraviesa una tranquera cuyo dominio completo le corresponde al administrador y al encargado del lugar.
«Por poseer el control de la entrada al lugar de origen del fuego, faltaron al deber de cuidado por omisión comisiva que debieron haber tenido para evitar el hecho que nos ocupa», escribió el magistrado en el pronunciamiento al que accedió Télam.
También mencionó que «el uso habitual del camino y tránsito por el foco del ígneo, en el que se encontraba armado un fogón protegido mediante una alcantarilla con parrilla y cuyo uso habitual se desprende de los informes periciales, dan cuenta del indudable conocimiento (que tenían los acusados de la situación)», fundamentó el juez.
En cambio, para la abogada María Florencia Pérez Reche, perteneciente al estudio jurídico que defiende a Ruiz y Concha García, la decisión judicial resulta «no solo prematura» sino también «equivocada».
«No estamos de acuerdo y por eso vamos a apelar. Por un lado, el fuego empezó fuera de los límites del predio concesionado a la familia Ruiz. Por otra parte, no es cierto que el único ingreso a la zona sea por el camino que atraviesa el establecimiento. El propio Gobierno tiene otra tranquera, y se puede acceder caminando por otros lugares», explicó Pérez Reche a Télam.
También dijo que sus clientes están «sorprendidos» porque «ellos cuidan el lugar más que nadie, y desde el primer momento de declarado el incendio se mostraron predispuestos a colaborar con la emergencia», señaló.
Un incendio que costo sofocar
El desastre de Corazón de la Isla empezó el miércoles 30 de noviembre con la peor de las combinaciones: una temporada de sequía y una semana de vientos intensos de entre 60 y 65 kilómetros por hora, con ráfagas de 100.
Ese contexto inicial impidió el ataque directo del fuego, y el uso de medios aéreos, que recién pudieron utilizarse varias jornadas después.
Las llamas se dispersaron con facilidad a través de un bosque virgen y antiguo, con árboles de 40 metros de altura y abundante material combustible en el suelo.
La topografía compleja de la zona, con pocos lugares de acceso y en medio de una sequía extrema, también complicó las acciones de contención.
La provincia pidió ayuda al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, que envió unos 100 brigadistas del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) desde distintos puntos del país.
Equipos de la Dirección Provincial de Manejo del Fuego, Bomberos Voluntarios de Tolhuin, guardaparques provinciales, la brigada del Parque Nacional Tierra del Fuego y miembros de Defensa Civil Tolhuin y la Armada Argentina, se sumaron a las tareas.
Además, Tierra del Fuego contrató dos aviones hidrantes y la legislatura sancionó el 7 de diciembre de 2022 la ley provincial 1457, que declaró la emergencia ambiental por incendios forestales y determinó la prohibición total de encendido de fuego en zonas agrestes.
El operativo se extendió por varios meses, y en abril de este año todavía se registraban focos que terminaron de extinguirse con las primeras nevadas y la disminución de la temperatura propia del invierno austral.
En octubre pasado, el gobierno fueguino declaró abierta la temporada «de alto riesgo de incendio», con la prohibición de encender fuego todavía vigente y algunas muy pocas excepciones para el uso de garrafas de gas solo en sitios habilitados.
La reserva natural Corazón de la Isla posee «un valor escénico indiscutible» ya que «protege sectores de bosque, turbales y una pequeña porción ecotono, además de resguardar un complejo sistema de aguas comprendido por los lagos Chepelmut, Yehuin y Yakush que están interconectados, y por una porción argentina del lago Deseado», detallaron fuentes científicas de la Isla consultadas por Télam.
En el lugar hay una gran reserva de guanacos y allí habita el zorro colorado fueguino, único cánido nativo, actualmente escaso y con riesgo de desaparecer de Tierra del Fuego, además de una variada cantidad de especies de aves, mientras que entre la flora se destacan los bosques de lengas, ñires y guindos.
Un año después, el recuerdo de los días de máxima tensión y de incertidumbre por el avance de las llamas todavía perdura en la memoria de los fueguinos, mientras la Justicia intenta avanzar en las responsabilidades personales de un episodio que conmocionó a toda la provincia, y ocasionó daños irreparables en uno los lugares más prístinos del planeta.