29 de noviembre de 2023 – 00:40
El auxilio que el Ministerio de Economía dará a las provincias para garantizar el pago de sueldos y aguinaldos hasta fin de año distiende uno de los frentes más problemáticos que se abría ante Javier Milei en el inicio de su Presidencia.
Ayer el ministro de Economía Sergio Massa recibió a un grupo de los gobernadores peronistas que previamente se habían reunido en la sede del banco Provincia de Buenos Aires –entre ellos estuvo el catamarqueño Raúl Jalil- y se comprometió a liberar partidas de Aportes del Tesoro Nacional disponibles para cerrar el 2023 sin sobresaltos financieros.
Esta promesa se extenderá a los gobernadores de Juntos por el Cambio, que también tuvieron ayer un encuentro en el que marcaron distancias con el acercamiento de sus referentes nacionales a Milei y reiteraron tanto la necesidad de sostener la unidad del espacio como de la decisión de mantenerse autónomos de Mauricio Macri.
Lo estructural de la cuestión, sin embargo, se abordará en la gestión de Milei: cómo compensar la caída en los ingresos por coparticipación de las provincias devenidos de los cambios en la escala del impuesto a las Ganancias y la devolución del IVA que el Congreso sancionó, a instancias de Massa y con el respaldo de Milei en la Cámara de Diputados, en plena campaña.
Por estas disposiciones, las provincias perdieron ya 100 mil millones de pesos.
Los salarios de noviembre y el medio aguinaldo serían asegurados a través del Fondo de ATN. Este año reunió $176 mil millones, de los que la Casa Rosada solo gastó $52 mil millones.
Aparte, se pagará una compensación aproximada de $110 mil millones por la deuda que generó en 2018 el consenso fiscal firmado con Macri con los gobernadores.
En total se distribuirán $230 mil millones.
Esta liberación de fondos postrera de Massa constituye la primera bisagra administrativa concreta entre las gestiones de Alberto Fernández y Milei. La restricción de las contribuciones discrecionales del Tesoro Nacional a las provincias forma parte de la médula programática del electo presidente libertario, de modo que no cabe esperar modificaciones en esa postura si no hay factores externos que la precipiten.
Los gobernadores, hermanados más allá de sus identidades partidarias por la intención de escaparle a la motosierra, maniobran para una salida más estructural. Pretenden que Milei, acechado por su fragilidad parlamentaria, incorpore las modificaciones el esquema de distribución de recursos fiscales prometida por Massa al paquete de leyes que mandará para tratar en sesiones extraordinarias en cuanto asuma.
Se trata de hacer coparticipables el 25% del impuesto al Cheque y el 35% del impuesto PAIS para compensar la merma de Ganancias e IVA. O sea: que Milei resigne recursos nacionales a favor de las provincias.
Esta discusión tiene puntos de contacto con las que en 2016, en los albores de la presidencia de Macri, se desarrollaron en torno al 15% de la masa coparticipable que el Estado nacional retenía para financiar la ANSES y el Fondo del Conurbano Bonaerense. Macri cedió y reintegró a la coparticipación el 15% que se destinaba a ANSES y reconfiguró, con la gobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal, que le respondía, lo que era el Fondo del Conurbano.
Hay sin embargo una diferencia clave. La decisión política de Macri estaba condicionada por causas que las provincias y Buenos Aires habían iniciado en la Corte de Justicia y estaban a punto de salir en contra de la Nación. De no resolver el asunto políticamente, corría el riesgo de tener que hacerlo en forma compulsiva, por orden del máximo tribunal. El factor judicial no gravita ahora sobre Milei, pero ha sido suplantado por otro específicamente político: la exigua presencia libertaria en el Congreso lo obliga a construir acuerdos parlamentarios para llevar adelante su programa. No llega a 40 diputados “paladar negro”, tiene solo 7 senadores.
Los gobernadores tienen una influencia importante en ese complejo tablero, que debe enfrentar una vez que se haga de la Presidencia.