Pareciera hace un siglo en esta Argentina de las urgencias y quizás muchos no lo recuerden. Pero 2023 fue, en la Ciudad de Buenos Aires, un año con muchos paros docentes que interrumpieron la continuidad educativa.
La mayoría impulsados por el gremio Ademys, alineado con la izquierda. Otros por UTE-Ctera, próximos al kirchnerismo.
Frente a las huelgas de maestros, y aunque en todos los casos hubo dispar adhesión, el Gobierno porteño mantuvo la misma política: descontar a los docentes que paren el adicional que se da por presentismo.
E incluso fue más allá: en julio -plena campaña de las PASO, con el jefe de Gobierno Larreta como uno de los candidatos- anunciaron que usarán la plata descontada a los maestros que pararon para premiar a los que no faltaron.
El “premio” -que consistió en un pago por única vez que llegó hasta los 60 mil pesos en el caso de algunos maestros- se otorgó a unos 35 mil docentes de escuelas de gestión estatal que no tuvieron faltas injustificadas en el primer semestre. Son el 72% de los docentes en ejercicio. El monto fue proporcional al cargo ejercido y a la carga horaria correspondiente, informaron desde la Ciudad.
Ahora, en camino al balotaje y sin Larreta ni nadie de JxC en la partida, el Ministerio de Educación porteño acaba de enviarle a los docentes del distrito una carta con una novedad.
La notificación dice que a partir de noviembre, a los docentes que falten sin una justificación la quita les resultará más cara: el porcentaje de descuento por no cumplir con el presentismo, pasará del 2% al 4%. Es decir que quien se sume a un eventual paro (la falta injustificada más habitual), verá reflejado a partir de ahora un descuento del 4% en su salario neto.
La carta sobre el descuento en el presentismo que recibieron los docentes en la Ciudad.En octubre, el Gobierno de la Ciudad les dio a sus empleados de la educación una suba de 18%, y el salario del sector subió por arriba de la inflación, afirman las autoridades. El nuevo aumento llevó el salario neto de un maestro de grado que recién arranca a $530.682 para jornada completa. Mientras que el salario para los maestros que cuentan con la máxima antigüedad es de $612.912.
«Un cambio cultural»
¿Por qué tomar esta medida ahora, en noviembre cuando ya se está terminando el ciclo lectivo? ¿Por qué hacerlo cuando una gestión (la de Larreta) concluye y pronto va a dar paso a otra (la de Macri)?
Desde el Ministerio de Educación porteño dicen que la media “no tiene que ver con el cierre del año o de una gestión, sino con un proceso de cambio cultural que se viene impulsando”.
“Reformamos el estatuto con foco en el mérito y la profesionalización. Más el plus por título en áreas estratégicas, el reconocimiento salarial diferenciado a directores titulares que hagan licenciatura o maestría en gestión educativa. Y ahora un mayor incentivo al presentismo”, le dijeron a Clarín.
Efectivamente, a mediados del año pasado, y por iniciativa de la actual gestión de la Ciudad, la Legislatura porteña modificó el estatuto docente. La nueva norma le da más peso al mérito y menos a la antigüedad para definir un ascenso e incentiva que los maestros se capaciten a través de un mecanismo de «ascenso horizontal» en las escuelas.
Dos gremios en conflicto
En pleno año electoral, y con el jefe de Gobierno como uno de los principales candidatos a presidentes, la Ciudad vivió un ciclo lectivo atravesado por las medidas de fuerza docentes. Hubo de todo, desde el reclamo de 100% de aumento salarial (el primer día de clase) hasta paros por el 8M, la ola de calor, contra el FMI, contra la separación de una docente, en apoyo a docentes en conflicto en distintas provincias y contra “la represión en Jujuy”.
La mayoría de estos paros fueron impulsados por el gremio Ademys, que está alineado a sectores de la izquierda y tiene unos 1.500 afiliados. La mecánica es que aquellos docentes que adhieren a la medida faltan y dejan a sus alumnos sin ese día de clase, por lo que el impacto en la continuidad educativa de la Ciudad afecta en forma desigual a los alumnos, dependiendo de qué docente les toca en suerte.
La Ciudad de Buenos Aires tiene 17 sindicatos docentes, pero hay dos que suelen confrontar con el actual oficialismo.
El otro es UTE, que es el mayoritario en la Ciudad, y el gremio distrital de la federación docente nacional Ctera, una central sindical alineada con el kirchnerismo desde hace muchos años. Tiene unos 9.000 afiliados, sobre los 49.000 mil docentes que hoy tiene el distrito.