viernes, 8 noviembre, 2024
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La historia del guitarrista tapado de Lomas de Zamora que les arma las bandas a las estrellas de rock internacionales

Emplazada en el sur del conurbano bonaerense, la casa del guitarrista Germán Catelli (a cinco cuadras de la cancha de Banfield), simula ser una vivienda más. Nada parece conectar ese hogar de frente inundado de plantas, entrada de auto y un pasillo que se pierde entre arbustos y frutales, con leyendas musicales como AC/DC, Iron Maiden, The Who o Deep Purple.

Pero dentro, todo cambia. Germán aparece en varios cuadros que inundan las paredes. Nunca solo y siempre tocando. Dave Evans, cantante fundador de AC/DC; Blaze Bayley, ex vocalista de Iron Maiden; Frank Simes, tecladista y vocalista de The Who; Doogie White, ex Rainbow; Mark Boals de Yngwie Malmsteen; y Ritchie Blackmore, guitarrista de Deep Purple, lo acompañan a puro rock hace más de una década y media.

En el medio, guitarras de todas formas y colores, instrumentos variados, discos y hasta un antiguo videojuego Arcade de los ochenta, completan la escena. Es un mundo distópico, armónicamente contradictorio con lo que se veía desde la puerta. Mientras Germán prepara el mate, se escucha Spaghetti del rock de Divididos, desde la sala de grabación continua.

Hace 15 años que acompaña a músicos internacionales de primera línea cuando vienen al país o giras cercanas. Primero armando bandas y haciendo arreglos musicales, pero también sobre el escenario, donde se viste de emblema del rock internacional cuando se lo requiere.

Aunque el temple y los años lo llevaron a entender, que un sábado puede hacer Back In Black, para cerrar un festival multitudinario junto a uno de los creadores de AC/DC y al otro día ir a comprar al almacén del barrio todavía con el pitido en los oídos que le quedó del alto volumen de la noche anterior.

“Yo siempre le digo a Dave (Evans), que esta es su película, no la mía. Es increíble, porque vos arrancás con ellos una gira y te subís a un avión, y te esperan los fans, conferencia de prensa, prueba de sonido y el show. Te podés comer la de rockstar. Pero yo tengo en claro que acá soy un extra. Mi película es otra: mis alumnos, mi familia y por momentos acompañarlos a ellos”, resume Germán en charla con Clarín.

German Catelli, con su colección de guitarras. Dice que a los músicos de afuera les encanta la manera de ser de los argentinos. Foto: Maxi FaillaGerman Catelli, con su colección de guitarras. Dice que a los músicos de afuera les encanta la manera de ser de los argentinos. Foto: Maxi Failla

Rockero, tanguero y docente

a película de Catelli incluye dar clases de música junto a otros colegas desde su casa. Cosa que realiza hace dos décadas. Y agrega que otra de sus grandes pasiones es el tango; y por supuesto su familia.“

«Yo prefiero vivir la película de este lado. Amo estar acá, amo dar clases, amo a mi familia y amo tocar con estos monstruos desde este lugar. De hecho, muchas veces dije que no a subirme a otros bondis, porque, bueno, ya no estoy para eso”, asegura.

Catelli hace rock desde los ocho. Pasión que heredó de sus siete hermanos mayores . “Me crié escuchando AC/DC, Metallica y Maiden, nunca hubo lugar para la Vaca Lola en casa, quizá hubiese estado bueno”, bromea .

Desde muy joven, ya jugó en las grandes ligas. A los 15 años -ahora tiene 43- grabó con los Violadores, lo cual le hizo “crecer de golpe” y conocer a mucha gente en el ambiente del rock desde muy chico.

Muchos de los tipos con los que yo me enamoré de la música estuvieron acá, en mi casa. Y vos decís, ¿qué hacía el cantante de Iron Maiden sentado acá?. Y lo pienso y digo, no puede ser. Pero te puedo asegurar que tienen una sencillez que no tiene nadie, entonces llega un momento que estás con un amigo más”, señala.

“Entre chiste y chiste, tengo dos discos grabados con el primer cantante de AC/DC -completa-. ¿Cuándo pasó esto? Y yo recordaba que era un pibe y ellos eran un poster, una entrada a un recital en el mejor de los casos, algo muy lejano, y un día los tenés al lado tuyo, en una sala de ensayo. Es todo un delirio que me hace feliz”

Germán Catelli y Dave Evans, el primer cantante de AC/DC..Germán Catelli y Dave Evans, el primer cantante de AC/DC..-¿Cómo llegaste a tocar con músicos tan reconocidos mundialmente?

-Estar con Piltrafa, el cantante de Los Violadores, y con ellos, me llevó a conocer mucha gente del rock. Me habían invitado a tocar en “La noche de las Guitarras”, que eran unos shows que se hacían en el Hard Rock Café de Recoleta. Ahí empecé a conocer gente, pero principalmente a productoras que traían gente de afuera.

Yo estaba más abocado al tango, y me pidieron hacer algo para un cantante ingles que era Tony Lewis, que venia a Buenos Aires. Le preparé la música, tocamos juntos, etc.

Después llegó la posibilidad con el segundo cantante de Maiden, Paul Di’Anno, donde no iba a tocar. Solamente asesorarlo en cosas musicales, de tonalidades y demás. A raíz de eso, vino otro cantante de Maiden, que era Bayley, y ahí ya me pidieron no sólo que le arme la banda, sino que tocara con él. Así empezó una rueda de ir conociendo gente del palo.

Ellos casi siempre viajan solos, entonces necesitan una pata local que les arme la banda. Mi trabajo desde acá, es. armarles la música. De acuerdo a lo que ellos tengan, yo voy armando una especie de banda a medida, digamos.

-¿En qué sentís que se destacan todos estos artistas?

-En la puntualidad. En eso son tremendamente precisos. Nosotros sabemos que si la entrada dice que tocamos a las 10, se pueden hace las 12 y todavía no arrancó. Ellos eso no lo pueden entender. Pero eso es sólo un primer paso. Son muy detallistas, no dejan nada al azar.

La puntualidad parece algo menor, pero desencadena en un montón de actitudes y son muy puntuales en todo lo que hacen, muy exactos, muy profesionales. Y por suerte, acá hay un montón de gente que labura bárbaro, y ellos se sienten muy cómodos. Hablamos un mismo idioma

Lo que yo veo es que en la Argentina, la calidad musical es muy elevada. Tanto profesional como artísticamente, se le puede hacer frente a cualquier artista que venga de cualquier lado.

German Catelli destaca el profesionalismo de los artistas extranjeros con los que le tocó trabajar. Foto: Maxi Failla German Catelli destaca el profesionalismo de los artistas extranjeros con los que le tocó trabajar. Foto: Maxi Failla

El famoso público argentino

-¿Y en cuanto al público?

-Hay algo de nosotros que a ellos les encanta, que no lo pueden creer. Ellos dicen que tenemos mucho rock, y lo ven es que acá tenemos una forma de valorar la amistad, las relaciones, distinta. Acá no conocés a nadie y pasás a una casa y enseguida si se hace largo prendemos el fuego y ponemos algo a la parrilla. O el mate sale al toque. Recuerdo la primera vez que Dave Evans vio que tomábamos mate, nos preguntó si era algo legal.

-¿Qué es lo mejor de tocar con semejantes bestias de la historia de la música?

-Bueno, Dave es un ejemplo. Su relación con el club Temperley, con sus fans. Él está ahora en el otro extremo del mundo, y en cuanto puede, viene. Y obviamente, no lo hace por plata. Lo hace por nuestra forma de ser, porque acá creo que siente un ambiente de rock y compañerismo, que realmente no ve en otro lado

Lo mejor de tocar con estos tipos es que hay un momento en que se olvidan quiénes son, de dónde vienen o si cambiaron la historia del rock o no. Son como niños que se entregan por completo a la música. Yo lo linkeo con cuando le enseñás un instrumento a un chico. Un chico que no tiene responsabilidades, no tiene maldad, ni egoísmo, sólo se entregan a la música.

-¿Cómo es eso?

-Yo los traje a muchos a tocar acá, a casa. Y ahí te das cuenta que los tipos no son grosos por nada. Aman profundamente lo que hacen. Cuando desaparece todo el caretaje, que hay en el medio, cuando se van esas luces de la estrella del rock y vuelven a ser simplemente rockeros que disfrutan de tocar un rato. Y ahí es que lo veo con la misma disposición de un chico que quiere aprender. Hay un punto en el que los dos extremos se unen, y cuando ves eso es totalmente satisfactorio.

German Catelli., en pleno show con Dave Evans, de AC/DC. German Catelli., en pleno show con Dave Evans, de AC/DC. -¿Sentís qué tocar para otros, y además recontra consagrados, postergó tus posibilidades creativas y artísticas?

-Creo que en el mundo de la música hay dos formas de diferenciarse bien marcadas: por un lado el músico, y por el otro lado el artista. A mí me ha tocado trabajar con artistas. Como músico. trabajé con gente súper creativa, llena de sentimientos y que además están tocados por una varita mágica, por el carisma que tienen.

Con ellos me tocó el papel de músico que es más obrero, más frio y calculador. Pero así y todo cuando te metés en el género, encontrás siempre una rendija a para expresarte vos. Lo que vos sentís aparece. En algún momento el arte se traspapela y aparecen esas emociones

-¿Siempre supiste que te ibas a dedicar a la música?

-No, para nada. Yo toco desde muy chico 8, 10 años. Es decir, sabía que iba a tocar siempre, porque mi alma está puesta ahí, pero no que me iba a dedicar a esto. Incluso yo quería trabajar en otra cosa, para poder disfrutar esto desde otro lado. Traté con el comercio, con el diseño gráfico, pero no resultó.

Siempre digo en chiste que la vida me fue llevando contra las cuerdas, pero las cuerdas de la guitarra. Siempre que me fue bien, fue con la música y no con otras cosas. Hasta que un momento dije, bueno ok, ya fue, vamos por acá.

German Catelli, en su estudio de Lomas de Zamora. El guitarrista argentino arma las bandas locales para estrellas internacionales. Foto: Maxi FaillaGerman Catelli, en su estudio de Lomas de Zamora. El guitarrista argentino arma las bandas locales para estrellas internacionales. Foto: Maxi Failla-¿Entre todas estas historias que hay en esta pared, hay alguna anécdota que se pueda contar?

-Ese es el tecladista de The Who (mientras dice eso enseña un retrato de la pared en el que está Frank Simes). En octubre del 2017 tocaban con Guns N’ Roses en La Plata. Nosotros (con otro músico) habíamos estado todo el día tocando con él y grabando cosas juntos. Cuando terminamos nos invita a ver el show, al otro día.

Pero claro, nos dice, “vengan”, pero no nos da una entrada, no llama a nadie, no nos pide los nombres, nada. Nosotros obvio que dijimos que sí, pero no teníamos ningún contacto. Al otro día una lluvia torrencial. Nosotros fuimos igual sabiendo que a la primera valla nadie nos iba a creer. Pero fuimos igual.

Pasamos una valla, pasamos dos, casi dando lástima, hasta que nos mandaron a unas oficinas que había a la vuelta. Preguntamos, y estábamos invitados por el tipo. Había dejado unos pases especiales. Era un sueño, una película, pero lo logramos por creer, si nos quedamos con que llovía no veíamos nada.

La entrevista termina después de varias rondas de mate. Es mitad de semana y al otro día hay colegio y trabajo. A la salida hay un cartel con instrumentos que dice: “Se enseña música canto y dibujo”, sólo eso.

Podría haber un currículum exhibiendo a Iron Maiden y a AC/DC. Podría, para asombro de los vecinos, contar sus aventuras con esas estrellas. Seguro habría más alumnos y periodistas. Pero Germán no lo prefiere así. En su película a los niños se los trata como estrellas, y a las estrellas disfrutan como niños.

-La última. ¿Qué te gusta más, el tango o el rock?

Uff, me estas haciendo elegir entre mamá y papá, a ver a quién quiero más. No sé, los dos me dieron grandísimas satisfacciones, con los dos participé en discos y grabé con gente que recontra admiro. Quizá con el rock por trabajar con artistas internaciones, hice cosas más populares, si querés.

WD

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